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Francisco Chaux

Sin religión, ¿cambia nuestro lenguaje?

Actualizado: 17 sept 2020

Por Francisco Chaux Guzmán.

Poeta y escritor. Economista dedicado al análisis de datos sobre pobreza y desigualdad. Humanista secular y librepensador.

 

Cuando se abandona una religión, ¿cambia nuestro lenguaje? ¿Cambian las palabras que utilizamos? ¿Cambia nuestra ortografía? Algunos considerarán este tema carente de importancia, otros pueden llegar a concepciones más extremas. Lo cierto es que nuestro lenguaje cotidiano está plagado de expresiones, palabras y nombres de origen religioso. Piensen en frases como «meter el dedo en la llaga» y «estar pasando un calvario», de origen bíblico, o en expresiones como «gracias a dios» o «vaya con dios». Hay palabras de origen religioso, por ejemplo ojalá, que viene del árabe law šá lláh y significa si Alá quiere. Y nombres como Cristian, Jesús, Isaías, Emmanuel, Júpiter, Marte y Apolo, que han sido utilizados para denominar personas, planetas y misiones (¿cómo olvidar el Apolo 13?). ¿Significa que el ateo o agnóstico debe prohibirse utilizar estas expresiones, palabras y nombres? Si es estricto, el irreligioso puede llegar a extremos como el presentado en la ingeniosa caricatura de Andrés Diplotti que acompaña este artículo.

Fuente: http://www.lapulgasnob.com/2010/06/vocabulario.html

En este artículo, a título personal, quiero resaltar que el tema sí tiene importancia, pero no puede llevarnos a limitar nuestras ideas. A fin de cuentas, el lenguaje ayuda a articular nuestros pensamientos y se convierte en nuestra fuente para imaginar.

¿Ya notó el lector que no he mencionado la ortografía? ¿Ha notado que escribí dios con minúscula? Esta decisión personal, que bien puede considerarse como falta de ortografía, hace parte de esos posibles cambios que podemos implementar los irreligiosos a nuestro lenguaje y que, dependiendo del caso, tiene diferentes interpretaciones. Para mucha gente, la equivalencia «Dios = Jehová» parece indiscutible y, por esta razón, la escritura de la palabra es con mayúscula inicial. Y, como contraparte, dios corresponde al adjetivo que se utiliza para designar a cualquier deidad de otras religiones. Así, Zeus es un dios griego y Jehová es el Dios. Esta construcción responde a evoluciones históricas que vinculan la evolución del idioma con la historia del pueblo en que se originó, en este caso el Reino de Castilla. Sin embargo, muchos nos hemos formado la visión de que la palabra dios debe especificar de cuál deidad se está hablando y, al no creer en esa deidad que llaman Dios, preferimos utilizar la palabra en minúscula o, para no ser acusados de destructores de la ortografía, reemplazarla por el nombre del dios particular.

Sin embargo, muchos irreligiosos parecen no interesarse en evitar el uso de expresiones o palabras de origen religioso. En ocasiones, son expresiones tan naturalizadas en el lenguaje cotidiano que resulta difícil eliminarlas del habla. Así, he conocido irreligiosos de Medellín que utilizan sin problemas expresiones como “avemaría”, mientras continúan criticando el pensamiento religioso. Si fuese un extremista, haría comentarios bastante negativos sobre ellos, pero al final pienso que la decisión de modificar o no el lenguaje está en cada cual. Esta es mi primera opinión sobre el tema: la decisión es completamente personal.

Ahora, consideraré otro tema en el que es bastante válido el uso de estas expresiones. Muchos hemos escuchado la expresión «soy ateo gracias a Dios», la cual ha sido atribuida al cineasta español Luis Buñuel[1]. Un comentario que he escuchado entre algunos creyentes ingenuos es que esta expresión demuestra que el ateo, en realidad, cree en su dios. Parecen ignorar la existencia de recursos como la ironía y el sarcasmo, los cuales nos permiten usar frases que nunca usaríamos para generar contraste y, según el caso, hacer pensar o reír. En mi ánimo de blasfemar, he llegado a utilizar la expresión «por Satán» o «por Júpiter». ¿Eso me hace satánico o seguidor de la antigua religión griega?

Un ejemplo que quiero llevar a colación es el de esta canción del cantautor antioqueño Pala, quien en un fragmento de la canción ¿Cuándo llegará? canta:

¡Oh! ¡Cuándo llegará! ¡Cuándo llegará! ¡Cuándo llegará, mi amor!
¡Oh! ¡Cuándo llegará! ¡Cuándo llegará! ¡Cuándo llegará, por dios!

Como se nota en mi resaltado, se utiliza la expresión «por dios». ¿Significa que su autor es religioso? Considere que, estrofas más adelante, aparecen fragmentos como «Un día sin tabú ni cruz ni confesión», «El día que el Pastor no viva de ordeñar y si predica el bien deje de hacer el mal» y «El día que el dolor no sepa dónde estás y se jubile dios o no prohíba más». Es decir, implícitamente existe una crítica a la religión organizada y a la misma figura del dios. Pala es, de hecho, ateo. El recurso de nombrar a dios, tal y como hace en otras de sus canciones, puede interpretarse desde el punto de vista irónico (de hecho, en el cuadernillo de letras del álbum la palabra aparece escrita en minúscula igual a como yo la transcribí). La canción es una crítica a los charlatanes, ¿no están los sacerdotes incluidos en tan selecto grupo?

Fuente: álbum El origen de las especias de Pala

Otro tema que quiero resaltar es el de la metáfora. Como escritor y lector de poesía, me he encontrado con metáforas ingeniosas construidas a partir de simbología religiosa. ¿Debo negarme de frases de calidad como «Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo.» de César Vallejo o «Las cruces en el mundo / son trampas puestas por los hombres / para cazar a Jesucristo.» de Luis Vidales, por sus referencias religiosas? Sí el poeta católico puede nombrar dioses griegos, debería ser igual para el poeta ateo.

Como expresan Lakoff y Johnson[2], la metáfora impregna la vida cotidiana. Expresiones como «sociedad enferma» o «destrucción de argumentos» son metáforas, por lo que no debería ser problema utilizar expresiones como «meter el dedo en la llaga» a pesar de su origen religioso.

El tema da para más. Como ya mencioné, es decisión de cada irreligioso (y por qué no, religioso) decidir cómo utilizar su lenguaje. El sentido en que limitemos nuestra forma de usarlo y en que lo expandamos, ayudará a configurar y definir nuestro pensamiento. Con el lenguaje nos expresamos, así que vale la pena reflexionar sobre cómo lo usamos.

 

[1] https://elpais.com/cultura/2019/04/16/babelia/1555405829_509552.html [2] Lakoff, George y Johnson, Mark. Metáforas de la vida cotidiana. Segunda edición. Catedra Teorema.

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